1.4. La Universidad y las Piedras (The University and the Stones)#
Salgo del Barrio Chino y camino hacia la Plaza Universidad. Es de noche, pero la plaza no está oscura. Está iluminada por el fuego de las barricadas. La plaza está llena de gente. No son turistas con cámaras. No son familias paseando. Son estudiantes. Cientos de estudiantes.
Hay mucho humo en el aire . El humo gris se mezcla con la niebla de noviembre . Me pican los ojos . Toso . No es humo de tabaco negro. Es humo de los botes de gas de la policía . Huele a productos químicos y a miedo .
Veo los camiones grandes y grises de la policía armada. En Barcelona los llamamos “Los Grises”. Están esperando en fila, como animales hambrientos. Los policías llevan uniformes grises, cascos grises y botas negras brillantes. Tienen porras largas de goma. Parecen máquinas , no hombres. No tienen caras, solo ojos oscuros detrás de los visores.
De repente , un silbato suena . Fiiiit. Los estudiantes empiezan a correr.
—¡Libertad! ¡Amnistía! —gritan.
Sus voces son jóvenes y fuertes . La policía carga. El suelo tiembla con sus botas. Corren detrás de los estudiantes. Golpean con las porras sin piedad. Pam, pam, pam. El sonido de la goma contra la carne es terrible .
Veo a una chica con una falda azul caer al suelo. Pierde sus libros . Un policía levanta su porra para golpearla. Yo miro . No hago nada . Yo no soy un héroe de novela. Soy un detective cansado de cuarenta y cinco años. Me duelen las rodillas y tengo resaca. Me escondo en un portal oscuro de la calle Aribau. Enciendo un cigarrillo para calmar mis manos .
Miro la escena. Es el fin de una era. Franco muere en su cama y la calle arde en llamas. Los viejos mueren y los jóvenes sangran. Es la historia de España.
Cuando la policía pasa corriendo, cruzo la calle Gran Vía rápido . Entro en el Edificio Histórico de la Universidad por una puerta lateral pequeña. La puerta está cerrada, pero golpeo tres veces. Un hombre viejo abre la ventanilla. Es Paco, el portero nocturno.
—¿Héctor? —pregunta Paco. —¿Qué haces aquí? Está el infierno ahí fuera.
— Necesito entrar, Paco. Solo cinco minutos.
Paco mira mi cara cansada. Sabe que fui policía antes. Sabe que ahora soy un desastre. Le doy un paquete de tabaco Ducados. Paco coge el tabaco y abre la puerta.
—Rápido. Si los Grises te ven, te matan. Y a mí también.
El edificio es grande, antiguo y frío . Es un laberinto de piedra. Huele a libros viejos, a madera encerada y esta noche , huele a pánico. Subo las escaleras de mármol hasta el segundo piso. Mis pasos hacen eco. Clac, clac, clac. Busco el despacho del Profesor Riera. Riera es un viejo amigo. Bebíamos juntos hace diez años. Él es un historiador, un anarquista de corazón, pero un profesor de profesión. Le gustan los libros más que las personas.
La puerta de su despacho está abierta . Hay luz dentro . Entro. El despacho es un caos. Hay montañas de papeles , libros en el suelo y mapas antiguos en las paredes. Riera está allí , detrás de su mesa grande. Está guardando papeles en una maleta de cuero vieja. Está sudando. Sus gafas están sucias.
—Héctor — dice él sin mirarme. —No deberías estar aquí. La policía va a romper la puerta principal en cualquier momento.
—Siempre estás corriendo, Riera. Relájate.
— No puedo relajarme. Esta noche es diferente. Van a limpiar la universidad.
—Necesito información, Riera. Y tú sabes todo lo que pasa en esta ciudad.
— No tengo tiempo para tus juegos de detective.
Me siento en una silla frente a él.
—Es sobre Javier Boix. El hijo del industrial Carlos Boix. Y sobre la librería Lletraferit.
Riera se detiene. Su cara se pone blanca como el papel. Deja caer un libro.
—¿Javier? —susurra. —Ese chico es un estúpido. Un niño rico que juega a ser Che Guevara.
—Su madre me paga para encontrarlo. Y el dueño de la librería, el viejo Valls, está muerto . Un cuchillo en la tripa.
Riera se sienta en su silla. Parece muy viejo de repente. Saca una botella de whisky de un cajón y bebe un trago largo . No me ofrece nada.
— Lo sé —dice Riera. —Lo escuché en la radio. Valls era un buen hombre. Un idealista. Guardaba libros prohibidos que nadie más quería. Libros de Marx, de Bakunin…
—La policía dice que fue un robo normal — digo .
—¡ Mentira ! — grita Riera. —No fue un robo normal. Morales lo mató. O sus hombres.
—¿Por qué?
—Escucha, Héctor. Javier y su novia francesa, Solange… ellos robaron algo de la librería ayer. Pensaban que era un libro de teoría política para su grupo revolucionario. Pero Valls me llamó anoche. Estaba aterrorizado. Me dijo que era algo más peligroso.
—¿Qué es? — pregunto . —¿Oro? ¿Diamantes?
—Peor. Lo llaman “El Libro Negro”. No es una novela. Es un registro contable. Un cuaderno pequeño.
—¿Un cuaderno?
—Sí. El abuelo de Valls era banquero antes de la Guerra Civil. Ese libro tiene nombres. Fechas. Cuentas en Suiza. Dinero sucio del estraperlo y de los sobornos. Pruebas de corrupción de la gente más importante de Barcelona. Jueces, policías, políticos …
Miro a Riera. Siento un frío en el estómago . Ahora entiendo por qué el Inspector Morales está tan interesado. Ese libro es una bomba nuclear en Barcelona.
—¿El nombre de Carlos Boix está en el libro?
—Por supuesto. Boix hizo su fortuna con el régimen. Si ese libro sale a la luz, Boix está acabado. Y Morales también.
—¿Dónde están los chicos, Riera? Necesito encontrarlos antes que Morales. Morales no va a arrestarlos. Va a matarlos.
Riera cierra su maleta. Escuchamos un golpe fuerte abajo . BUM. La puerta principal de la universidad ha caído.
—¡Ya están aquí! —dice Riera con pánico.
—¡Dímelo, viejo!
—Javier no lo sé. Creo que quiere vender el libro. Pero Solange… ella es diferente. Ella es una verdadera creyente. Ella vive en una casa ocupada en el barrio de Poble Sec. En la calle Blai. Número 24.
—Gracias, viejo.
— Ten cuidado , Héctor. Ese libro puede matar a Franco, pero también puede matarte a ti. Y a mí.
Escucho gritos en el pasillo. Botas corriendo.
—¡Policía! ¡Salgan con las manos arriba!
—¡Vete, Héctor! —grita Riera. —¡Yo los distraigo!
Riera sale al pasillo gritando insultos a la policía. Es un acto valiente o estúpido. Probablemente estúpido. Yo abro la ventana del despacho. Da al jardín interior, el Claustro. Está oscuro y tranquilo. Los gatos de la universidad viven allí. Salgo por la ventana. Me agarro a una tubería vieja y oxidada. Bajo despacio . La tubería cruje . Creeeec. Salto los últimos dos metros y caigo en la hierba húmeda.
Arriba, escucho la voz de Riera y después un golpe seco. Y silencio . Me levanto y corro hacia la salida trasera. Tengo una dirección. Calle Blai. Y tengo miedo.
Vocabulario#
- Barricadas: Barricades (walls built in streets during protests)
- Botes de humo: Smoke canisters / Tear gas canisters
- Pican (Picar): To sting / To itch (My eyes sting)
- Porras: Batons / Clubs (Police weapon)
- Cascos: Helmets
- Carga (Cargar): To charge (attack)
- Sin piedad: Without mercy
- Resaca: Hangover
- Portero: Doorman / Caretaker
- Despacho: Office (usually academic or professional)
- Encerada: Waxed (Polished wood)
- Maleta: Suitcase
- Registro contable: Accounting record / Ledger
- Estraperlo: Black market (historical term for post-war black market in Spain)
- Sobornos: Bribes
- Tubería: Pipe (drainpipe)
- Cruje: Creaks
Grammar Note#
- Deberías estar: “You should be”. The conditional form of deber is used for advice or soft obligation.
- Gerundio for action: Guardando (putting away), Esperando (waiting), Corriendo (running). Describes what was happening exactly when Héctor arrived or witnessed the scene.
- Imperfecto vs Pretérito: Note the contrast. La plaza estaba llena (description/background) vs Un silbato sonó (specific action).